Comunicado del Consejo Provincial del Partido Justicialista de Catamarca:

Asistimos por estas horas a la degradación más profunda de la vida republicana en la Argentina, porque la convivencia democrática y la división de los poderes públicos en el país han sufrido los atropellos más grandes y degradantes de los que se tenga memoria en el país.

No fue con el uso de la fuerza, como ya sufriera el peronismo el 9 de junio de 1956, cuando la dictadura militar de Aramburu, tras el levantamiento peronista del General Valle, respondió con el artero ataque que se conoce como el fusilamiento de José León Suárez, un vil acto de represión contra víctimas civiles, como en estos días, dolorosamente, se conmemora.

Aquella «Operación Masacre», como la llamó el genial Rodolfo Walsh, fue clandestina y contó con la participación de efectivos militares y policiales. Los fusilados fueron secuestrados y luego llevados a los basurales de José León Suárez, donde fueron ejecutados sin juicio previo.

Fue un caso emblemático de represión política y de violación a los derechos humanos.

Es lo mismo que está ocurriendo ahora con la proscripción que se pretende de la presidenta de nuestro Partido, la compañera Cristina Fernández de Kirchner, ordenando su detención por la vía de un grosero y caracterizado caso de “lawfare”, mediante el disfrazado uso de la ley y las instituciones judiciales, con la complicidad explícita de los medios de prensa hegemónicos, afines al poder político de turno.
Y lo hacen una vez que Cristina decidió ser candidata a diputada en la provincia de Buenos Aires, espantados ante la certeza de su reivindicación popular por vía de las próximas elecciones en esa jurisdicción. Entonces, salieron todos los infames voceros mediáticos, los verdaderamente “ensobrados”, a pedir “cárcel ya”, antes que pueda ser legitimada por los inminentes plazos electorales.

Y no solo que apremian a los jueces con “la necesidad” de una sentencia inmediata, sino que hasta les ponen plazos y se animan a promover una ampliación de los términos condenatorios.

No usan la fuerza de las armas, pero si la presión de la infamia y la calumnia, del odio, incluso después que intentaran matarla en el frustrado intento de asesinato que la misma Cristina sufriera en la vía pública. La idea es deslegitimarla como adversario político y eliminarla cívicamente, ya que no pudieron lograrlo físicamente.

Eso es lo que está ocurriendo ahora, compañeras y compañeros, compatriotas argentinos. Por eso debemos estar alertas y movilizados, entendiendo que NO SOLO CRISTINA, sino que LA PATRIA TODA ESTÁ EN PELIGRO, disponiéndonos a la defensa de sus valores y los derechos por los que siempre bregamos los peronistas de una Nación Libre, Justa y Soberana.